Excusas: ¡ tolerancia cero !

Te paso mi artículo publicado en el suplemento «EL  PAÍS SEMANAL» del periódico español EL PAÍS.

Que lo disfrutes…

¿Podemos cambiar los viejos hábitos que impiden pasar a la acción?

Ciertamente podemos cambiar los hábitos, incluso los invisibles hábitos mentales que nos llevan a tratar de sobreprotegernos con las excusas, haciendo que nos perdamos oportunidades en la vida. El hábito negativo de la procrastinación se puede sustituir por hábitos de la acción disciplinada y responsable. Pero, ¿de dónde proceden las excusas?, ¿qué rendimientos proporcionan, si es que los tienen? y más lo que es más importante: ¿cómo sería nuestra vida sin las excusas? Y sobre todo: ¿Cómo dejar de ponerse excusas? Veamos cómo las excusas, lejos de protegernos, en realidad nos privan a las personas de aquello que más queremos en la vida.

EL HÁBITO DE AUTO ENGAÑARSE
“Una excusa es peor y más terrible que una mentira” Alenxader Pope, poeta inglés.

Los hábitos, sean buenos o malos, tienen un propósito claro que resulta muy beneficioso: ahorrar esfuerzo. Aunque parezca sorprendente, una gran parte de las acciones que tomamos son hábitos inconscientes y no decisiones reflexivas. Por eso convierten los comportamientos en rutinas que tratan, como decía, de ahorrar tiempo y energía. Pero ¿y si ese hábito estuviese privando a una persona de lo que más quiere? Eso es precisamente lo que ocurre con “el hábito de las excusas”.

Seguramente las excusas están más cerca del engaño que del argumento, porque suenan más a justificación subjetiva que a razón objetiva.

El ser humano es experto en crear excusas, su creatividad en este tema es infinita. Tal vez, las excusas que siguen son las más frecuentes en el “catálogo de excusas”. ¿Suena alguna familiar?: “Es difícil, es arriesgado, algún día, creará problemas en casa, no me lo merezco, no me lo puedo permitir, nadie me va a ayudar, no soy lo suficientemente inteligente, no sé cómo hacerlo, soy demasiado mayor, soy demasiado joven, qué pensarán de mí, no tengo la energía necesaria, no tengo tiempo, lo haré cuando me retire, ahora no es el momento, esperaré una oportunidad…”.

Dice el Dr Camilo Cruz en su best-seller “La Vaca”: “El verdadero enemigo del éxito no es el fracaso, como muchos piensan, sino el conformismo y la mediocridad. Todos cargamos con más vacas de las que estamos dispuestos a admitir; ideas con las cuales tratamos de convencernos a nosotros mismos y a los demás que la situación no está tan mal como parece; pretextos para justificar por qué estamos donde estamos; excusas que ni nosotros mismos creemos, con las que pretendemos explicar por qué no hemos hecho lo que sabemos que tenemos que hacer”. Seguramente el autor se refiere al “juego interno del éxito”. ¿En qué consiste semejante concepto?

Las personas desarrollan dos clases de juegos: el interno y el externo. El juego interno se juega en nuestro interior, concretamente en nuestra mente. Es la pelea interna que tenemos que resolver ante un desafío de la vida, una decisión compleja o una situación de cambio. El juego externo consiste en actuar y resolver. Cuando una persona pierde la partida interna, lo más seguro es que pierda acto seguido la externa. Es decir, cuando alguien se pone excusas, lo más seguro es que no actuará. Y si bien no experimentará un fracaso tampoco conseguirá un éxito; y lo que es peor: no tendrá una experiencia de aprendizaje.

Pero si la creatividad en inventar excusas fuese poco, además contamos con la creatividad ajena para inventar aún más excusas y añadirlas a las nuestras. Sin duda, los pensamientos están “expuestos” a las mentes de otras personas continuamente; es decir, son susceptibles de “contaminarse” con “el virus de la excusa”. Algo que puede suceder en el transcurso de una simple conversación.

Se trata de un “virus” muy contagioso. Algunas personas incuban el virus desde pequeñas, ya que antes de los diez años todos hemos sido expuestos a un surtido variado de “memes” (unidad de informacion transmisible de persona a persona por imitación) excusa que actúan muy parecido a un virus contagioso. Cuando un meme entra en la mente, sin duda va a dejkar una huella, va a influirla sutilmente. Por suerte, siempre es posible cambiar cualquier patrón mental adicto a las excusas, no importa cuánto tiempo haya tomado el condicionamiento. ¿Cómo? Con la auto-disciplina.

EL PODER DE LA DISCIPLINA
«Disciplina es el puente entre las metas y los logros.» – Jim Rohn, autor motivacional.

Mucha gente piensa que el éxito viene de la buena suerte o de un talento enorme, pero muchas personas de éxito alcanzan sus mayores logros de una manera más sencilla: a través de la auto-disciplina. Los buenos resultados no necesariamente llegan gracias a la suerte, la inteligencia o el talento, sino por la auto-disciplina, por vivir ¡sin excusas!

No importa de qué área de la vida se habla: relaciones, carácter, salud, éxito personal, condición física, negocios, gestión del tiempo, amistad y familia, liderazgo, consecución de objetivos, ventas, finanzas, solución de problemas… la auto-disciplina siempre es la clave.

La auto-disciplina, basada en el dominio de sí mismo o auto-control, es realmente la clave para conseguir lo que una persona se propone en la vida. No importa tanto la formación o la inteligfencia como la voluntad. Cuando una persona puede elevar el nivel de su auto-disciplina, se convierte casi en imparable: tardará más o tardará menos, pero conseguirá lo que se propone.

Lo que sigue son cinco actitudes para acabar con el hábito de las excusas: disciplina, persistencia, coraje, coherencia trabajar con objetivos y auto-resposanbilidad. Con estas actitudes cualquiera puede conseguir mucho más de lo que recibe de la vida.

La primera, la responsabilidad es la más poderosa. La palabra disciplina puede sonar a obligación pues parece sugerir una acción forzada. Nada más lejos de la realidad: disciplina en realidad significa ser “discípulo de una idea” que se ama, no es necesaria la fuerza de voluntad, es simplemente un acto de amor. Precisamente por seguir una elección guiada por la auto estima, somos capaces de decir adiós para siempre a las excusas.

Pero ¿cómo activar la auto-disciplina? Parece más sencillo decirlo que hacerlo, y así es (este razonamiento se parece mucho a una excusa). Aquí es donde pide entrada el concepto de las buenas preguntas que abren nuevos paradigmas de percepción.

EL ANTÍDOTO PARA LAS EXCUSAS: LAS BUENAS PREGUNTAS
“Hay mil excusas para fallar pero ni una sola buena razón”. Mark Twain, escritor.

Alguien dijo que cuando se afronta una problema todo lo que se necesita para atravesarlo es formularse una buena pregunta y atreverse a responderla. No una pregunta cualquiera, sino una pregunta que haga pensar y también que permita intuir cuál es la mejor decisión. En efecto, todo lo que necesita una excusa para disolverse es enfrentarse a una pregunta certera.

Las preguntas son una poderosa herramienta para el cambio personal y la toma de decisiones importantes. En el coaching se usan con frecuencia para diseñar nuevas perspectivas. Las preguntas, como siempre exigen una respuesta concreta, ayudan a crear un nuevo modo de ver las situaciones y consecuentemente a generar un cambio de actitud o mentalidad.

Estas son las preguntas que ayudan a disolver las excusas:

• ¿De dónde procede esta excusa?
• ¿Es verdad?
• ¿Cómo es mi vida con esta excusa?
• ¿Cómo sería mi vida sin esta excusa?
• ¿Cuál es la verdad detrás de esta excusa?

Cinco preguntas nada más, pero una vez formuladas, el inconsciente ya no puede dejar de pensar en ellas y buscará respuestas aquí y allá hasta que de con ellas.

Lo primero que suele descubrirse es que la mayoría de excusas simplemente no son verdad, y nunca lo han sido, sólo eran hipótesis sin confirmar. Otra certeza que se adquiere, tras formular la mencionada batería de preguntas, es que son… ¡excusas de otras personas! Puede parecer ridículo, y en realidad lo es, pero así es como ocurre: alguien dice: no se puede esto o no conviene lo otro… y quien lo oye confunde una opinión no contrastada en una verdad justificada.

Lo siguiente que ocurre después de reflexionar en estas preguntas es que las personas descubren cuánto se pierden en realidad y el elevado precio que acaban pagando por ponerse excusas, por auto engañarse.

¿Y por qué una persona sensata tendría semejante comportamiento? Porque las excusas, aunque tienen una buena intención, también tienen efectos contraproducentes. La buena intención consiste en tratar de protegernos de cometer un error, y el efecto es que el miedo que inspira las excusas siempre es una estafa.
LA COSTUMBRE DE EMPEZAR COMO FILOSOFÍA DE VIDA
«La innovación es misteriosa. La inspiración es, en gran parte, impredecible. Pero es obvio, por todos los éxitos que vemos en el mercado, que podemos dar la talla.
Cuando la costumbre se arraiga y te conviertes en un iniciador, en el centro del círculo, cada vez encontrarás más cosas en las que fijarte y más proyectos que iniciar e iniciar. El impulso aumenta y cada vez se te da mejor generarlo. Si te metes en la cama por la noche con la certeza de que la gente espera que te pases el día siguiente iniciando cosas, te despertarás con una lista. Y a medida que la gente que te rodea adopte también la costumbre de conectar, mejorar e ir más allá, los beneficios serán evidentes.
Esta idea tan prosaica, el siemple acto de empezar, es en realidad profundamente transformadora.»
“Hazlo”, SETH GODIN.

PARA APRENDER MÁS DEL TEMA

Libros
• “La Vaca, una historia sobre cómo deshacernos del conformismo y las excusas que nos impiden triunfar”, Doctor Camilo Cruz.
• “Excusas para no pensar”, Eduard Punset.

Película
• “¡Excusas!”, Dirigida por Joel Joan, 2003.

3 comentarios
  1. Patricia Pereyra
    Patricia Pereyra Dice:

    Excelente el articulo, realmente muy apropiado para desarrollar en mi equipo trabajo, y esas preguntas las voy a poner en una cartulina bien a la vista en mi casa. Gracias!!! Patry de Cordoba, Argentina

    Responder

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