Se un experto, no un coach.
He visto este fenómeno otras veces.
Asistimos a una nueva burbuja.
Esta vez es: «la burbuja coach», y créeme: estallará. Y hará mucho ruido y salpicará a muchos.
Te contaré algo que, si eres coach, te pondrá los pelos de punta: hace un par de años, usando mi programa de email marketing (si no sabes lo que es es que estás en otro planeta) y mientras el propio sistema analizaba si mi mensaje podía ser considerado spam: recibí un shock. El sistema me decía que mi email podía ser borrado de las bandejas de entrada de mis destinatarios de un plumazo por ser spam porque incluía la palabra: «coaching». Te aseguro que es cierto.
Usar la palabra «coaching» en un email de marketing puede hacer que no llegue nunca a destino.
Me quedé de piedra, mi ordenador me estaba diciendo que la palabra que definía mi profesión por aquel entonces era «mal vista» y que se consideraba «no deseable». Dimití en 30 días. Colgué los hábitos.
¿El coaching es spam?
Antes que nada he de decir que creo en la metodología del coaching al 100% pero también reconozco que se ha abusado de ese término. Y el prestigio de la profesión está en peligro. Sí, casi todo el mundo es coach. Profesionales de diferentes ramos se apuntan a la moda o tendencia y anteponen el termino «coaching» a lo que sea. Incluso los profesional de psicología que no salen a delante prueban suerte con esa palabreja a ver si así consiguen más clientes. Pero está claro que ambas disciplinas son antagónicas por definición. ¿Pero qué importa? la cuestión es ser coach a cualquier precio. Si no sabes a qué dedicarte, ya sabes: sé coach.
He conocido supuestos coach que degradan la profesión (otros la dignifican).
En vista de lo visto, dejé la profesión hace más de un año. Aunque tengo un equipo de coaches porque creo en el coaching ciegamente, pero en mi marca profesional he borrado la palabra «coach», ya que es contraproducente. ¿Por qué? Porque no marca ninguna diferencia, al contrario te iguala a los millones de coaches que existen en la actualidad, te anula, te aniquila profesionalmente.
Siento decir que con ser coach, no te bastará para garantizar un futuro profesional.
Y lo siento más si acabas de gastarte unos miles de euros en certificarte. Llegas tarde, el mercado está lleno de coaches, añadir esa certificación en tu tarjeta no dice nada, no aumenta tu valor, incluso podría ser perjudicial. ¿Entonces, qué hacer? ¿cuál es la opción correcta?
La solución, al futuro que viene, no es ser coach, sino ser experto.
He escrito mi último libro (parecerá en unas semanas) sobre la clase emergente de los expertos, los que de verdad se diferencian de sus colegas de profesión, los que son buscados por los clientes, los que ingresan dinero de verdad y los que tienen un futuro brillante en los próximos años. He fundado el Instituto de Expertos y su Programa Expert@ para reciclar a todos los coaches, que en el mismo momento de certificarse como tales ya son siniestro total y van directos al desguace.
Si quieres saber más sobre los nuevos profesionales que arrasará, mira en el cuadro de abajo.
(Ahora ya sabes porque dejé la profesión de coach hace más de un año y porque soy un experto en mi tema: dinero y conciencia). Y por favor, si nos cruzamos, no me llames coach, llámame experto.