Los coach andan ocupados buscando su próximo cliente, preocupados por llenar su agenda con horas concertadas para conseguir la noble tarea de «vivir del coaching». Ahora mismo hay muchos coaches en el mercado, pero que realmente vivamos del coaching somos pocos, muy pocos. Y es que en las escuelas de coaching enseñan bien poco sobre cómo posicionarte en el mercado, cómo diferenciarte de otros colegas, cómo ser visible en la red; y en definitiva, cómo conseguir «llenar hasta el tope» tu agenda de citas para entregar coaching a los clientes. Con un título, con ser coach, no basta; es preciso que los clientes te busquen a ti y no tú a ellos.
Veo ahora mismo un mercado y una profesión creciente, buenos profesionales, psicólogos interesados en reinvertarse como coach, personas que buscan una salida profesional en el coaching, y también impostores y advenedizos dispuestos a vivir del cuento… Es difícil diferenciarlos, por un momento pongámonos en la piel del potencial cliente: ¿cómo elegir tu coach? Difícil, miro el mercado, examino sus tarjetas de visita, rastreo sus webs… y ni siquiera yo sabría cómo escoger uno, me parecen todos iguales. O casi todos.
La última anécdota proviene del software que uso para enviar newsletters, el cual califica como «spam» la palabra «coach» y «coaching». Da que pensar, ¿verdad?. ¿Es el momento de reinventar la profesión? ¿De elegir otra palabra? ¿Incluso de abandonar el coaching convencional? Que cada uno haga su reflexión, yo hice la mía. Y desde mi percepción, la palabra «coach» ahora mismo ya es un serio obstáculo para la diferenciación del profesional que se dedica a esta noble profesión. Calificarse como coach es el primer problema del coach.
Pasar de buscar clientes a ser buscado como coach por los clientes es un proceso del propio coach. Escribí mi libro «Coaching para Milagros» para ayudar a los profesionales de la ayuda (sean: coaches, terapeutas, psicólogos, conferenciantes, profesores…). En sus páginas coleccioné las técnicas de marketing personal que llenan una consulta. Es el resultado de años de práctica profesional. No es algo que me han dicho, es algo que he hecho; esa es la gran diferencia entre la teoría y la práctica.
Si eres coach deseo que triunfes como tal. Cuando eso suceda, y como coach «mueras de éxito», te ayudaré a solucionar tu nuevo problema (ahora no tendrás ni una hora libre, la agenda llena, la consulta a tope… pero sin un minuto para ti mismo). Te ayudaré a vivir como coach pero sin vender todas tus horas dando coaching. ¡Como me pasó a mí!
Pero eso será el contenido de otro libro y de otro post.