Crea tu propio Destino

Crea tu destino

Siempre por estas fechas, muchas personas suelen establecer sus objetivos para el nuevo año. Lo que todos sabemos es que normalmente estos objetivos no suelen cumplirse después. ¿Por qué no se alcanzan los objetivos? La respuesta es bien sencilla, normalmente los objetivos no se cumplen porque el nivel de compromiso es muy bajo o inexistente. Esto significa que las personas desean cumplir sus deseos pero no están dispuestas a pagar los “precios” para que se cumplan. Dado que el coste de no hacer algo es menor que el coste de hacerlo, las personas no se ponen en marcha.

Lo primero que tendríamos que considerar es que los objetivos de principios de año no son la continuación de la carta a los Reyes Magos, sino la voluntad de convertirse uno mismo en mago. Cuando termina el año, muchas personas suelen pedirle al nuevo año sus deseos, sin embargo en el ámbito del coaching cualquier objetivo debe ser “controlable”, es decir, tiene que estar en la mano de quien va a cumplirlo. Desde luego, pedirle al año lo que fuere es una temeridad.

La experiencia nos enseña que “pedirse a sí mismo” suele funcionar.

También, a final de año, suelen hacerse muchos rituales en relación con los deseos: algunos los escriben en un papel y luego lo queman en la noche mágica de reyes -o en la de Nochevieja-. Otros entierran su deseo escrito como acto simbólico para que “crezca”, y algunos ponen la hoja de deseos en el horno para que se vaya “cocinando”. Los más, la mayoría, los repasan mientras toman las doce uvas de la suerte… Todos estos rituales son festivos y divertidos pero, sin embargo, ineficaces. Personalmente yo jamás delegaría la consecución de mis objetivos a un acto simbólico.

Mi ritual preferido -mucho más pragmático- funciona y es más sencillo: repaso cada semana del año mis objetivos personales y profesionales.

Con desear no basta, ya lo sabemos. Sin un alto nivel de compromiso y la firme decisión de pagar los precios para que se cumplan los objetivos nada suele suceder. Siempre digo que hasta que alguien no paga sus precios no ocurre nada.

Los objetivos, puestos por escrito, son los planos de tu propio destino.

Si alguna persona planea sus vacaciones de verano de una forma más detallada que los próximos cinco años de su vida, su nivel de logro será muy bajo. Lo cierto es que está pasando. Y otra cosa que está pasando en este momento es que la persona promedio gasta unos 15 años de su vida viendo la televisión y 3 años viendo anuncios. ¿Entiendes por qué tan pocas personas consiguen lo que quieren? La persona promedio se sube a un bote con la esperanza de llegar a su isla idílica, enciende el televisor y se olvida de la navegación, nadie rema, nada ocurre y entonces se preguntará por qué sigue en el mismo lugar.

¿Alguien iría a la luna sin un plan de ida y vuelta preciso? ¿Cómo es que cada día aterrizan aviones en la diminuta isla de Hawai en medio del océano más grande del planeta? La respuesta no es “por casualidad” ni tampoco gracias a la improvisación. El logro siempre es resultado de un plan preciso y detallado. Lo que está ocurriendo ahora mismo es que muchas personas van a la deriva, como cohetes perdidos en el espacio, sin llegar a ninguna parte; y ello porque no tienen ningún plan preciso que les lleve a donde desean llegar.

Trabajar con objetivos es una de las mejores cosas que han ocurrido en mi vida. Desde que me aplico a ellos, mi nivel de logro es espectacularmente elevado. Muchas personas dicen que los objetivos son un motivo más de estrés y que no están dispuestas a aceptar más presiones. A ellas les diría que sus objetivos son elegidos y voluntarios; y por esa misma razón pueden cambiarlos cuando lo deseen. De hecho, me entrevisto con más personas que sufren por no tener un objetivo que personas que estén estresadas por no haber cumplido sus objetivos.

En mi caso, cada mes de diciembre establezco mis objetivos personales y profesionales para el año siguiente.

No es una tarea ardua, todo lo contrario, es un acto festivo y me proporciona un gran placer. Normalmente me “reúno” con mi pareja en un hotel con encanto para así juntos diseñar nuestro nuevo año. Cada uno establece sus propios objetivos y también compartimos los objetivos comunes; en este sentido, nos ayudamos y apoyamos y hacemos que nuestro paso se acompase.

Me encanta hacer planes y me gusta aún más cumplirlos.  Por supuesto que no cumplo todo lo que planeo pero como me pido tanto, tantísimo, que me basta con alcanzar el 70% ¡eso es ya un gran logro! Desde que trabajo con objetivos personales y profesionales soy el dueño de la vida que siempre desee.

Los resultados son tan espectaculares que confirman el poder de esta estrategia.

Algunas personas se preguntarán sobre qué cosas pueden establecer objetivos personales y profesionales. Básicamente sobre: salud, relación, familia, amistades, profesión, finanzas, desarrollo personal, contribución. Es tan sencillo como coger un papel y anotar cinco cosas que quieres ser, cinco cosas que quieres hacer, cinco cosas que quieres tener, cinco lugares que quieres visitar, cinco acontecimientos que cambiarían tu vida. En definitiva, escribe lo que te pides para tus próximos cinco años.

La mejor estrategia para establecer objetivos es “desde el final”. Esto no significa que uno deba ir hacia atrás, sino planificar desde el objetivo. Cuando uno tiene bien claro a dónde va es mucho más fácil trazar el camino que le conduce a ese lugar. Esta estrategia nos la enseñaron los sherpas del Nepal. Para subir una montaña planean el camino desde la cumbre hasta el campamento base. Los sherpas lo hacen. Lo hacen los organizadores de las Olimpiadas. Lo hago yo con mis libros… Y lo hace todo aquel que consigue algo notable.

Las tres acciones que te ayudarán a hacerlo real son: primero, escribe tu objetivo desglosado en tareas realizables. Segundo, pasa todas esas tareas a la agenda con una fecha. Tercero, revisa tus objetivos cada semana. Sencillo, si. Fácil, no.

Las tres actitudes que te ayudarán a hacerlo real son: primera, un nivel de compromiso absoluto. Compromisos inferiores sólo garantizan resultados inferiores. Segunda, disciplina; es decir, si una persona trabaja en su lista de tareas, es cuestión de tiempo que antes o después lo consiga. Tercera, autoexigencia con uno mismo, ser duro con uno mismo es la prueba más alta de autoestima.

Las tres recomendaciones que puedo hacer a una persona que está empezando a establecer sus objetivos personales y profesionales para crear su propio destino serían: leer buenos libros y mantener lecturas motivadoras. Recomiendo dos libros vinculados a este tema: “Crea tu propio destino” de Patrick Snow en ediciones Obelisco y “Cita en la cima” del autor de este post y en la misma editorial. La segunda cosa es contratar un coach, por la sencilla razón de que un coach pide mucho más de lo que uno se suele pedir a si mismo. Y para terminar, recomiendo trabajar con objetivos personales y profesionales, no hay nada que perder y se puede ganar una vida.

Curso Cita en la cima con raimon SAmsó

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