Tengo una idea

Quiero explicarte sobre algo que oigo a menudo cuando hablo con las personas que quieren emprender, y es lo siguiente: «Tengo una idea, tengo una gran idea, tengo una idea muy buena».

Las ideas sirven de poco para los que solo piensan.

No quiero aguarle la fiesta a nadie, pero es que ideas tenemos todos, ideas buenas también. El truco no está en tener una idea, incluso en tener una gran idea. El truco está en cómo se ejecuta la idea; es decir, es más importante la forma en la que pones en escena la idea que la idea misma. Su ejecición es lo que cuenta.

Una idea mediocre, una idea normal, una idea corriente, pero muy bien llevada a la práctica, puede ser un gran negocio; y sin embargo, una grandísima idea, una muy buena idea, con una mala ejecución, se puede convertir en un gran fracaso. ¿Entiendes?

No es la idea, estúpido, es la ejecución.

Así que lo importante no es tener esa gran idea del siglo. Todo mundo tiene ideas, y buenas a veces; lo importante es la ejecución, la puesta en escena, cómo se va a llevar a la práctica esa idea. Ahí está el truco, y ahí es donde realmente hay que exprimir la creatividad, la imaginación, el esfuerzo.

Una buena idea con la mala energía es un fracaso cantado.

Así que, no te centres tanto en la idea y céntrate más en cómo vas a plasmar esa idea.

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