¿Submileurista o Diezmileurista?

Contemplo con tristeza como se abre la brecha entre pobres y ricos. Y mi intuición me dice que es un fenómeno que irá a más. He de contribuir a corregir eso. Me alegra que haya ricos, eso es bueno. Pero lo que me preocupa es que haya pobres. Siento que he ayudarles a salir de ahí de alguna manera, es una misión. Porque sé que ahora mismo las opciones se radicalizan: o cobrar mil o menos euros al mes o cobrar diez mil o más al mes.

Mi sueño es ver a la gente próspera, que dedica tiempo a crecer como ser humano y a su desarrollo espiritual.

Trato de averiguar por qué estas diferencias y me vienen muchas respuestas a la mente. Creo que cada vez hay más ricos (ricos nuevos) porque cada vez hay más oportunidades para ganar dinero de formas diferentes y con herramientas nuevas. La globalización aporta nuevas oportunidades pero sobre todo las nuevas tecnologías (al alcance de todos) están revolucionando la economía; y aquellos que no buscan empleos (para ser milereuristas) y buscan oportunidades (para ser diezmileuristas) y acaban encontrando auténticas minas de oro en el siglo XXI. Nunca había sido tan barato y sencillo ganarse la vida al margen de un empleo, crear un autoempleo rentable y satisfactorio.

No entender que esta crisis abre la era de las oportunidades es estar condenado a sufrirla.

Y los que ya eran ricos, como tienen la plantilla de la riqueza, tienen un sistema, tienen la mentalidad emprendedora, acaban haciéndose más ricos de forma automática, porque saben cómo funciona el dinero.En realidad no pueden evitarlo ( ni quieren) porque el dinero es una disciplina de la vida que no guarda secretos, tienen el modelo de riqueza en sus mentes y saben lo que hay que hacer y saben lo que hay que saber. Es como si tuviesen un cajero automático en el salón de su casa: sacan dinero a discreción. Ya no pueden no ser más ricos.

Tengo la esperanza de que nadie tenga que pedir disculpas por ser rico y espiritual a la vez.

Y también cada vez hay más pobres (pobres nuevos, antes clase media) gente que insiste en aplicar las plantillas que funcionaron en el siglo pasado pero que ya no funcionarán en este (empleo, sueldo, jefe, hipoteca…). Miran un mundo nuevo con ojos viejos y esperan que el país (que está peor que ellos) les arregle la papeleta. Ven como se desmorona el estado del bienestar y miran afuera incrédulos e indignados, esperando que el final de la crisis termine con una pesadilla que no ha hecho más que empezar. Insisten en un modelo de trabajo a base de «puestos de trabajo» convencionales que se extinguirá y que solo perdurará con bajos sueldos y precariedad.

El empleo, tal y como lo conocemos, tiene los años contados.

A quienes quieran entrar en el siglo XXI, profesionalmente, les recomiendo: obsesionarse en servir al mundo, especializarse, apasionarse, comprometerse, diferenciarse, crear su marca personal, digitalizarse, internacionalizarse, diversificarse, reinventarse, cuestionarse, asociarse, promocionarse, formarse, comunicarse, relacionarse y posicionarse… como expertos. Es la propuesta de solución al problema que he señalado arriba. Es mi aportación. Mi respuesta al problema. Yo le llamo hacer los deberes.

La forma de tener una profesión a prueba del futuro laboral es ser un experto.

Mi empeño es hacer visibles a los profesionales invisibles, en hacer notables a los profesionales standard, en hacer ricos a los que el cambio del mundo está empobreciendo. Mi Instituto de Expertos es mi aportación para corregir esta brecha entre ricos y pobres que no hará más que ensancharse en las próximas décadas.

He creado el Programa Experto para contribuir a crear diezmileuristas en el mundo. Qué planes tienes para los próximos cincuenta años: ¿submileurista o diezmileurista?